Visitando el pueblo mágico de San Joaquín, Querétaro



El pasado 18 de noviembre fui con mi esposa y unos amigos al pueblo mágico de San Joaquín, Querétaro. Está ubicado en parte donde empieza la sierra queretana. Hace más de 10 años que había ido solo a conocer las grutas de los Herrera y no tuve oportunidad de conocer otros lugares. Esta ocasión sirvió para visitar no solamente las grutas, sino que nos dimos la oportunidad de visitar la zona arqueológica de Ranas y las cascadas ubicadas en el poblado de Maravillas.

Para llegar a San Joaquín desde la ciudad de Querétaro tomé la carretera federal 57 (Querétaro - CDMX) y en la desviación hacia la Peña de Bernal hay que tomar la salida y avanzar varios kilómetros. Yo había visto en Google Maps que la mejor forma de llegar a San Joaquín era por Ezequiel Montes, así que yendo a Bernal hay una desviación que lleva por abajo del puente a Bernal y por arriba del puente hacia Ezequiel Montes. Posteriormente se pasa ese municipio por el centro y se dobla hacia la izquierda en la carretera que lleva hacia Cadereyta. Hay que cruzar nuevamente Cadereyta y seguir tomando la carretera que lleva ahora a Bizarrón y de ahí está el camino a San Joaquín. A una velocidad normal (80 km/hr máximo) y en donde las curvas lo permitieron, pudimos llegar en un par de horas sin hacer ninguna escala.

Dado que era lunes el día que decidimos visitar San Joaquín, nos encontramos con que hay un mercadito que puso el municipio en la entrada para los habitantes, pudimos comer barbacoa de borregos criados por los habitantes, gorditas de maíz quebrado con guisos, café de olla, pan casero así como diversas frutas y verduras cosechadas por los mismos habitantes y que deciden vender ese día en específico.

Posterior a echarnos unos taquitos de barbacha, nos fuimos directo a las grutas de los Herrera, ahí pudimos pagar $30 pesos por persona para poder bajar y conocer las maravillosas formaciones rocosas que llevan cientos de años. Una chica de 14 años y de nombre Esmeralda fue nuestra guía y entre sus pláticas nos contaba que ella es de ahí y que llevaba solo pocos meses como guía certificada. Nos dio gusto poder tomar el recorrido con ella ya que fue muy paciente y con su pequeña lámpara nos mostraba las formaciones y las figuras que cada uno les ha dado a las piedras que aparecen a simple vista.

Nos pudo dar información sobre la cantidad de años que lleva abierta al público ese lugar, así del porqué lleva ese nombre, cuál es la cantidad de metros que tiene la ruta y cuántos metros más hay por delante que se puede tomar si es que alguien experimentado gusta cruzar, claro, con su respectivo certificado y equipo de seguridad.

Como podrán ver, es un lugar cerrado y muy fresco en los que hay que ir bien abrigados, y con repelente para mosquitos, debido a la humedad del lugar. Hay que regresar con calma ya que la guía nos dijo que desde la última parte de la ruta hasta regresar al punto de entrada son alrededor de 500 escalones los que hay que subir, por lo que el retorno es lento y si se van tomando fotos pues se hace más llevadero.

Posteriormente decidimos quedarnos a conocer un poco el lugar, el cual está equipado con palapas para quien quiera ir a convivir con amigos y disfrutar una comida o un rato agradable entre árboles y pinos de diversos tamaños y colores. Hay unos columpios grandes para que tanto chicos como adultos nos pudiéramos divertir un rato y sobre todo el puente colgante en donde no puede faltar también la foto del recuerdo.

Al terminar la visita en ese lugar, procedimos a visitar la zona arqueológica de Ranas, la cual se encuentra a máximo 10 minutos del centro de San Joaquín, es un lugar en el que hay que igualmente pagar el estacionamiento y la entrada, pues es un lugar cuidado por el INAH. Ahí no nos ofrecieron ninguna guía, pero en el recorrido pudimos encontrar diversos letreros informativos que muestran la importancia de dicho lugar en la historia de los pobladores serranos.

Es un lugar igualmente fresco ya que se encuentra entre vegetación y en el cual también hay que caminar bastante para poder recorrer todos los rincones de la zona arqueológica. Es un lugar muy bonito y limpio en el que podremos encontrar igual diversos árboles, flores y vistas espectaculares que muestran parte de la sierra queretana y sus verdes prados en donde hay casas.

Al terminar nuestra visita en Ranas, procedimos a irnos al último lugar que teníamos previsto visitar el cuál es el poblado de Maravillas y que cuenta con una cascada muy bonita y con agua a pesar de la fecha en que la visitamos que no era de lluvias. Para llegar a ese lugar tuvimos que regresar nuevamente a San Joaquín, pasar las grutas y tomar una salida hacia Culata en donde los letreros son escasos y hay que estar preguntando un poco para llegar, el tiempo de traslado fue alrededor de 30 minutos y al llegar te recibe una pluma puesta por los habitantes para poder pagar la entrada a la cascada.

Pudimos dejar nuestros coches en una cancha de basquetbol que hay y procedimos a bajar a la aventura que no nos imaginamos íbamos a tener más delante. Es curioso que hay un parador inmediatamente después de dejar el coche en donde ofrecen comida, bebidas y baños para quienes apenas van a empezar el recorrido o para quienes ya vienen de regreso.


Sin pensarlo mucho procedimos a bajar e inmediatamente a encontrar a personas que venían subiendo bañadas en sudor, respirando agitadamente y entre voces apenas perceptibles que decían: "suban en moto...", al principio uno lo toma como un simple comentario, pero al repetirse con varias personas que encuentras de bajada piensas que tal vez lo dicen por una buena razón, la cual conoceríamos más delante.

El descenso empieza siendo relativamente sencillo pues el sendero se encuentra adaptado con cemento que permite pisar correctamente, más adelante esa adaptación acaba y uno camina entre la tierra que hay aunque la inclinación hace que las rodillas empiecen de inmediato a trabajar, y tronar por no decir otra cosa. A los pocos metros encontramos una bifurcación que muestra un camino para bajar caminando y otra por la que suben y bajas las tan comentadas motos. Hay que aclarar que el sendero más rápido y corto es caminando y lleva alrededor de 30 minutos.

Al ir bajando uno se empieza a sentir como venado recién nacido pues al no estar acostumbrados a ese tipo de caminatas, uno siente que le tiemblan todas las piernas y que en una de esas ya no van a responder, sin embargo, la emoción en grupo hace que eso sea solo un comentario entre risas y que animan a seguir avanzando. A los pocos minutos encontramos un diminuto riachuelo que permiten imaginarse lo que encontraremos más abajo.

Así que, al bajar la distancia correcta, empezamos a escuchar el golpeteo del agua contra las piedras y a acelerar el paso para encontrarnos entonces con la tan esperada cascada. Una bajada impresionante de varios metros que regalan una hermosa postal por el gran esfuerzo hecho de bajar hasta ese punto. No falta comentar que es el lugar perfecto para tomar múltiples fotos y videos, tocar la fría agua y hasta quien se atreve a tomar un poco de ella, pero el camino aún no ha terminado, nos espera una segunda cascada más abajo así que es tiempo de seguir descendiendo.

Encontramos entonces a los pocos metros una segunda bajada de agua, prácticamente se puede deducir que esa caída de agua es parte de la primera cascada que vimos y que también regala una hermosa imagen de un lugar relajante y que pocas veces se tiene la oportunidad de escuchar en el diario vivir. Otro momento idóneo para tomar otras fotos y videos y pasar el momento.

Este punto para nosotros fue el último que visitamos, pues más abajo todavía se encuentran unas albercas de cemento adaptadas para quienes quieran meterse directamente a la fría agua y pasar un momento agradable refrescándose por el agotador descenso que se ha hecho, este punto también indica que podemos regresar por dos vertientes, el mismo camino por donde bajamos o caminar unos pocos metros y llegar a la "parada" de las motos.

Quienes me conocen saben que no tengo una excelente condición física y por lo mismo, de antemano sabía que las personas que estaban subiendo y casi llegando habían tomado la decisión de subir por el camino en donde no pasan las motos y que por tal motivo solo existe la opción de subir caminando. En lo personal decidí mejor pagar $50 pesos (por persona) para que una cuatrimoto me subiera por el sendero adaptado con cemento en donde solo te ponen un casco de seguridad y te sientan en la parte que disponen las motos para que vayas lo mejor "cómodo" posible.

Dentro del grupo que bajamos, la mayoría optamos por subir en moto pues la verdad es que es una subida muy complicada y apta solo para aquellos que tienen una excelente condición física. La subida en moto como se puede ver en el video es zigzagueante y complicada. Después de solo unos minutos podemos regresar a salvo a nuestro punto de partida esperando a quienes se aventuraron a subir caminando y observar un diminuto letrero que advierte que solo bajen y suban quienes tengan buena condición física. Después de unos 50 minutos, aparecieron las primeras voces igualmente apenas perceptibles de su llegada y queriendo sentarse a descansar y tomar algo fresco.

La verdad es que este paseo por San Joaquín me dejó un grato sabor pues pudimos regresar ya casi anocheciendo al pueblo apenas a comer y devorar todo lo que nos pusieran al frente, decidimos pasar a un restaurante en esquina donde se puso el tianguis de la mañana y en donde nos trataron de maravilla, nos sirvieron una deliciosa comida, sin qué decir del caldito de pollo con arroz exquisito que preparan, junto con un agua de pulpa de manzana que estaba riquísima.

Procedimos a tomar nuestro camino de regreso ya caída la noche y solo esperando volver a regresar lo antes posible o visitar otro lugar igual que San Joaquín.

Comentarios